domingo, 20 de mayo de 2012

CARTA DESDE UNA ESCUELA UNITARIA

Remitimos aquí una carta de una compañera maestra de una escuela unitaria que cerrará el próximo curso.
Ante la impotencia que siento por el cierre de las escuelas y para explicar a algunos (como nuestro Consejero) que parece que no conocen bien el funcionamiento de la Escuela Unitaria, he escrito este breve texto, que espero sepa reflejar la labor de todos nosotros, maestros y maestras de la escuela rural. Al menos, lo ...publico en homenaje a mis compañeros y alumnos.

Un viernes cualquiera en mi escuela rural: 8 alumnos/as (1 de 4 años, 1 de 5 años, 2 de 1º, 1 de 4º y 1 de 5º y 2 de 6º)
Los chicos y chicas entran a clase y entre saludos adormilados empieza la mañana. Les explico a los alumnos mayores , 4º, 5º y 6º) y les mando la tarea de matemáticas: “ Sí, Ana, esto ya nos lo sabemos”- me gruñen con impaciencia. Con una sonrisa me dirijo hacia la alfombra donde ya me esperan sentados los pequeños (Infantil y 1º) Leemos cuentos, cantamos canciones, vemos cuadros… mientras los mayores trabajan con un ojo en su tarea y otro totalmente pendiente de lo que hacemos. De vez en cuando a alguno se le escapa una corrección a algún comentario de los pequeños: “ No es Pablo Picasso, es Pablo Ruiz Picasso” “ Venecia está en Italia, que tiene forma de bota”. Tras el mágico momento de la asamblea matutina, explico la tarea a Infantil y a 1º y comienzo el turno de dudas y correcciones. Con la silla de mesa en mesa, mirando cuaderno por cuaderno, corrigiendo falta por falta, explicando ejercicio por ejercicio a todos y cada uno de ellos. Y transcurre la mañana con algún enfado: “¿Por qué no te has estudiado lo que te mandé? Y con alguna alegría: “Ana, te he hecho una sorpresa para el recreo“ “Muy bien, hoy has tenido todo perfecto” “Ya he terminado”- dice algún alumno más rápido- “ ¿Qué hago ahora?” “Pues ponte con el periódico escolar o con la Olimpiada matemática o métete en el blog del colegio”- miles de opciones entre todos los proyectos que llevamos en clase. “Ana, es la hora del recreo, ¿no salimos hoy?” – preguntan impacientes. “Sí, anda, luego seguimos”. Y salen a jugar al paracaídas o a las cuerdas, riegan las plantas… “¿Podéis poneros el abrigo, por favor?” Mientras tanto, alguna llamada de algún compañero: “Ha llamado el Inspector, que hay que empezar a preparar lo de la Evaluación del Diagnóstico. ¿Qué te pasa? Estás seria”. “Nada, nada, que no logro que X comprenda las fracciones y Y no ha hecho los deberes…”
Volvemos del recreo. Comenzamos lengua, expresión escrita, oral, gramática… “X, no le digas lo que tiene que hacer a Y, que lo tiene que aprender él” “Ana, ya he terminado, ¿puedo seguir con el regalo del día de la madre?” Toca la hora de lectura. Los mayores se han preparado cada uno un cuento para contarlo a los pequeños, que les miran emocionados. Llaman a la puerta. Las 14.05 horas. “Ana, ¿salís ya?” “Sí, sí, ahora mismo, terminamos de recoger y poner los puntos y salen” “Bueno, te dejo el aceite reciclado para el jabón del Comenius y la autorización para la excursión” “Buen fin de semana”

Y así transcurren las mañanas en la Escuela Rural. Esa Escuela que, según nuestro Consejero, no tiene calidad. Puede que no haya 30 niños en la clase para socializarse, pero entre los 8 se ayudan, se pelean, juegan, ríen y lloran, como siempre, como todos los niños. Cometemos errores, por supuesto, y aciertos, como todos, como nuestros compañeros de la escuela urbana. Pero, eso sí, los vínculos emocionales que se establecen en la escuela rural son inigualables entre alumnado/profesorado, y entre profesorado/familia. Los niños nos quieren y nos necesitan, y nosotros a ellos. Un pueblo sin escuela, es un pueblo sin alma. NO NOS CIERREN NUESTRAS ESCUELAS.

1 comentario:

  1. Me siento plenamente identificada con esta maestra porque yo he trabajado en unitaria en un CRA. Que digan los padres y defiendan sus escuelas porque a los docentes ni nos escuchan. Vamos papás y mamás animaos y haceros oír. Somos muchísimos los que sabemos lo que es calidad, de la buena.
    Marisol. maestra de Primaria -once años en CRA-.

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